QUIERO SER UN ESCLAVO CONSENTIDO
Freiheit es una chica alemana que, por cuestiones que no vienen al caso, acabó en España con cinco o seis años. Estudió y creció en España, hasta conseguir un doctorado en Filosofía en la Universidad de Almería. Ahora, con 27 años, muestra con orgullo su Título de Doctorado.
Quiere trabajar de lo suyo, pero le piden un mínimo de dos años de experiencia. Con su novio, están buscando un piso de alquiler, tras intentar conseguir una hipoteca de 100.000€ que ningún banco les concede. Los posibles arrendadores les exigen tres meses de fianza más nóminas que tripliquen los 600€ de alquiler.
Desde pequeña, Freiheit soñaba con viajar a Nueva York. Al pedir presupuesto para dos personas por una semana, el coste ascendía a cerca de 4000€, vuelo y hotel incluido (sólo alojamiento).
Ahora, Freiheit sigue viviendo con sus padres, igual que su novio, de 30 años, con los suyos. Un día, ambos fantasearon con la idea de tener un bebé y formar una familia en su propia casa. Se rieron para no llorar.
Ayer, Freiheit escuchó un podcast que decía literalmente: «En España se vive muy bien. Gozamos de libertad. Podemos ir donde queramos y expresarnos libremente…». Volvió a reírse, sobre todo tras leer los comentarios abyectos que recibió al escribir:
«Quiero ser un esclavo consentido. Si daban con un amo bueno, que no los maltratase, tenían trabajo, comida, alojamiento, y podían formar una familia. Y soñaban con que, algún día, pudieran comprar su libertad y poder ir donde quisieran.»Solo uno de los comentarios le daba la razón: «Sí, en España (y más allá) vivimos en una esclavitud ocultada con falsas ilusiones que nunca se cumplen. Nos dicen que somos ‘libres’ cuando ¡en la vida podrás viajar a Japón o a Arabia Saudí!»
Freiheit consiguió un trabajo de profesora en la misma Universidad donde estudió. Su novio también encontró un trabajo de lo suyo. Tras un tiempo ahorrando, por fin pudieron dar la entrada de un piso muy coqueto y amplio, donde criar su primer hijo. ¡Freiheit estaba encinta! Cuando el bebé cumplió tres años, viajaron por fin a Nueva York.
Luego, se despertó.
Por cierto, Freiheit significa Libertad en alemán.