|

EL ACEITE DE ALMA

Relato escrito:

Imaginemos que nuestra Alma (dando por válido que todos tengamos una), se pudiera dividir en múltiples partes. O mejor aún, que de ella se pudiera extraer un aceite especial.

Imaginemos que con este aceite vamos impregnando todo nuestros recuerdos, todas las personas que conocemos, todas nuestras cosas y todos nuestros sentimientos.

Pero ¡claro!, el aceite es finito, por lo que si lo repartimos entre todo, todo, llegará un momento en que ya no tengamos más aceite con el que impregnar. Tendremos que recurrir a la extracción de aceite de aquí y de allá, para recuperar un elevado porcentaje de este especial aceite. Pero esas cosas, personas, recuerdos o sentimientos quedarán marcados con, digamos, una mancha de aceite.

Por esta razón y como ejemplo, lo objetos de segunda mano, tienen menos valor que los nuevos, y no digamos los de tercera o cuarta mano, que estarán mucho más manchados/marcados.

Así mismo, las personas que conocemos, de alguna manera, llevarán nuestro aceite, y dependiendo de la cantidad con las que las hubiéramos impregnado, igual de grande será la marca/mancha que dejemos en ellas, tras nuestra decisión de extraérselo, bien porque ya no nos interese, bien porque necesitemos extraer aceite para otras personas, cosas, etcétera.

Existe la posibilidad ¡de que nos roben nuestro aceite!, por lo que, en el total, nos quedaría menos cantidad para usar, por la imposibilidad de poder recuperarlo. Se habrían quedado con parte de nuestra Alma.

Por esta razón, sentimos un daño porcentual con la pérdida de personas, cosas, recuerdos o sentimientos, dependiendo de la cantidad de aceite «almático» que hubiéramos donado.

Y digo donado, porque, en algunos casos también se puede prestar o vender, pero estos no tienen la misma intensidad y no calan tanto, pues son retirados con prontitud.

Así se podría explicar también cómo las personas que dicen tener muchísimos amigos, en realidad no los tienen de calidad. Ya se sabe «quien mucho abarca, poco aprieta». Vas repartiendo a diestro y siniestro una gotita aquí y otra allá… Y te aseguro que no serás correspondido, pues lo demás pueden que no estén por malgastar sus aceites.

Y de la misma forma, quien tiene pocos amigos, nuestra marca en ellos es potente, al igual que las suyas en nosotros, por lo que se refuerza la amistad.

Y no digamos de nuestros Amores. En estos nuestra esencia, nuestro aceite de Alma se explaya. De ahí que nos duela tanto si llega su pérdida, pues habremos perdido nuestro aceite para siempre y quedaremos marcado con el aceite de ellos si éramos correspondido, o con la «mancha» si se tratara de una ruptura, por ejemplo, sentimental.

Y para no extenderme demasiado, por último hablaré del conocido «desapego» de las cosas. ¿No nos sentimos turbados, si no agobiados, cuando tenemos demasiadas cosas? Eso es porque nuestros aceite está desperdiciado en dichas cosas. Intentemos extraer el máximo posible de nuestro preciado y finito aceite, y así dispondremos de él, quizás, para invertirlo en nuestros sentimientos y recuerdos, de los que hablaré, si fuera necesario, bajo petición.

Canción basada en el texto del relato:


«Espejos de Tinta»

Publicaciones Similares